Muchas organizaciones están debatiendo cómo gestionar la IA en el lugar de trabajo.
Lo ideal, es desde ya empezar a establecer pautas para su uso:
¿Cuándo es apropiado que los empleados utilicen la IA?
¿Cómo deberían reconocer y citar el trabajo generado por IA?
¿Cuándo no es apropiado utilizar la tecnología?
¿Cuáles son las consecuencias para los empleados que no siguen estas pautas?
¿Cómo se va a capacitar al personal para que utilice la IA?
¿Cómo se va a formar a los directivos para que identifiquen el trabajo que genera?
Estamos en las primeras etapas de la adopción general de la inteligencia artificial. A pesar de su potencial emocionante, la herramienta todavía no es perfecta. Debemos considerar cuidadosamente la ética del uso de la IA y recordar que la inteligencia artificial no posee humanidad. No tiene un sentido moral ni capacidad de discernimiento. Sus conocimientos y habilidades tienen limitaciones.
Es esencial tomar un enfoque más general y trabajar en colaboración con las partes interesadas relevantes para establecer directrices de IA que se ajusten a las realidades del trabajo que realiza tu organización.